Conversaciones Difíciles

«Si queremos comprender una empresa debemos examinar las conversaciones que la constituyeron en el pasado y las que la
constituyen en la actualidad. La fortaleza de una empresa nos conducirá siempre a la fortaleza de sus conversaciones. Sus debilidades se relacionan con las debilidades de sus conversaciones o con el hecho de que podrían faltar algunas conversaciones decisivas»

(Rafael Echeverría, 1994).

 

Las conversaciones hacen parte vital de nuestra vida y de las interacciones con las otras personas, tanto a nivel personal como laboral. Conversar hace parte de nuestra existencia, en realidad nos pasamos la vida conversando, no obstante, cuando tratamos de definir la acción de conversar nos quedamos cortos. Podemos definir el conversar como una acción de comunicación en la que se comparten entre dos o más personas, ideas, opiniones, sentimientos, etc.  Conversar implica interacción e interrelación, lo que uno dice se entrelaza con lo que el otro expone.  Conversar implica hablar y, a pesar de esto, es mucho más que hablar. Conversar supone reconocer al interlocutor.

No obstante al conversar con otros, intervienen diferentes variables que hacen que estos espacios de interacción tengan puntos ciegos, somos objeto de nuestros mapas mentales y, por tanto, buscamos conectar con aquellos que se parecen a nosotros y nos alejamos, a veces de forma inconsciente de aquellos con los que no encontramos puntos en común, hacemos inferencias y emitimos juicios que corresponden solo a nuestra percepción e imaginación, activamos circuitos neuronales en nuestros interlocutores que hacen que conversar pueda ser “difícil”. ¿Por qué son difíciles nuestras conversaciones?

Todos tenemos sesgos de percepción y comprensión de la realidad que, en el caso de las conversaciones, producen puntos ciegos. Analicemos cinco puntos ciegos de nuestras conversaciones: 

  1. Todo es una conversación: enfatiza la importancia de la interacción y el intercambio de información en todos los aspectos de nuestra vida. Las conversaciones nos conectan con los demás, nos permiten comprender el mundo que nos rodea y nos ayudan a desarrollarnos como individuos. Al adoptar esta perspectiva, podemos ser más conscientes de la calidad de nuestras conversaciones y cómo influyen en nuestra experiencia y comprensión del mundo. El acto de conversar por excelencia es el que se realiza cuando estamos físicamente unos junto a otros, pero más allá de las interacciones humanas directas, también podemos ver el mundo como una conversación en un sentido más amplio. Por ejemplo, cada vez que leemos un libro, escuchamos una conferencia o vemos una película, nos estamos sumergiendo en una conversación con el autor, el orador o los personajes. Estamos absorbiendo sus ideas, perspectivas y puntos de vista, y luego podemos responder y reflexionar sobre ellos. Esta interacción nos enriquece y nos permite expandir nuestro conocimiento y comprensión del mundo. Igualmente, podemos considerar que interactuamos con nuestro entorno de manera conversacional. Observamos la naturaleza, los objetos y los eventos que nos rodean, y les atribuimos significado a través de la interpretación y la conversación interna. Por ejemplo, cuando vemos un árbol, podemos tener pensamientos sobre su belleza, su función en el ecosistema o su importancia histórica. Estos pensamientos internos son una forma de diálogo con el entorno, donde estamos constantemente interpretando y dando sentido a lo que nos rodea. Incluso nuestra relación con nosotros mismos puede ser vista como una conversación interna. Tenemos un diálogo interno constante, donde reflexionamos sobre nuestras experiencias, evaluamos nuestras emociones y pensamientos, y tomamos decisiones basadas en esta interacción. Esta conversación interna moldea nuestra autoimagen, nuestras creencias y nuestras acciones.
  2. Hablamos lo que vemos y vemos lo que hablamos: sugiere una relación estrecha entre nuestro lenguaje y nuestra percepción del mundo. Según esta perspectiva, nuestras palabras y descripciones influyen en cómo interpretamos y experimentamos la realidad, y a su vez, nuestra percepción de la realidad influye en cómo expresamos y comunicamos nuestras ideas. Cuando decimos que hablamos lo que vemos, nos referimos a cómo nuestras palabras y lenguaje están intrínsecamente conectados con nuestras experiencias visuales. Nuestra capacidad de ver y observar el mundo nos proporciona una fuente de información y estímulos que luego podemos convertir en palabras y descripciones. Cuando describimos algo, utilizamos palabras y frases para transmitir nuestras percepciones visuales y compartir lo que hemos observado. Nuestro lenguaje se basa en gran medida en nuestras experiencias visuales y se convierte en una forma de expresar lo que vemos. Por otro lado, cuando afirmamos que vemos lo que hablamos, nos referimos a cómo nuestras palabras y descripciones pueden influir en nuestra percepción y en cómo interpretamos lo que vemos. Nuestra forma de describir algo puede afectar la forma en que lo percibimos. Por ejemplo, si usamos palabras positivas y descriptivas para hablar de un paisaje, es más probable que percibamos ese paisaje como hermoso y atractivo. Nuestro lenguaje puede influir en cómo enfocamos nuestra atención y cómo interpretamos y valoramos lo que nuestros ojos captan. Esta relación bidireccional entre el lenguaje y la percepción nos muestra que nuestro discurso y nuestra manera de comunicarnos no solo son herramientas para expresar nuestras experiencias, sino que también pueden afectar cómo percibimos y entendemos el mundo que nos rodea. Nuestras palabras pueden moldear nuestra realidad y la forma en que interactuamos con ella. En resumen, «hablamos lo que vemos y vemos lo que hablamos» destaca la estrecha relación entre nuestro lenguaje y nuestra percepción. Nuestras palabras y descripciones están influenciadas por lo que vemos, y a su vez, nuestras palabras pueden afectar nuestra forma de ver y experimentar la realidad. Esta idea nos invita a ser conscientes de cómo utilizamos el lenguaje para expresar nuestras percepciones y cómo nuestras palabras pueden influir en nuestra interpretación del mundo.
  3. La realidad es como es vs. la realidad es como pienso que es: aborda dos enfoques diferentes sobre nuestra comprensión y percepción de la realidad. Estos enfoques están relacionados con la objetividad y subjetividad de nuestra experiencia y cómo interpretamos el mundo que nos rodea. La perspectiva de la realidad es como es implica que existe una realidad objetiva y externa que existe independientemente de nuestras creencias y percepciones individuales. Según este enfoque, hay hechos y verdades que existen independientemente de nuestras opiniones o interpretaciones personales. En otras palabras, hay una realidad objetiva que no puede ser modificada o alterada por nuestras percepciones o pensamientos individuales. Por otro lado, la perspectiva de la realidad es como pienso que es enfatiza la subjetividad de nuestra experiencia y la idea de que nuestras percepciones y creencias influyen en cómo interpretamos la realidad. Según este enfoque, nuestras interpretaciones y perspectivas individuales dan forma a cómo experimentamos y comprendemos el mundo. Lo que creemos o pensamos puede influir en cómo interpretamos los eventos, las situaciones y las interacciones. Es importante destacar que estos dos enfoques no son mutuamente excluyentes. Si bien existe una realidad objetiva, también es cierto que nuestra experiencia y comprensión de esa realidad están influenciadas por nuestros propios filtros cognitivos y emocionales. Nuestra percepción puede estar sesgada por nuestras creencias, experiencias pasadas, valores y emociones. En ciertos casos, nuestras creencias o interpretaciones subjetivas pueden llevarnos a malinterpretar o distorsionar la realidad objetiva. Sin embargo, también es importante reconocer que nuestra experiencia subjetiva es valiosa y única. Nuestros pensamientos y creencias dan forma a nuestra identidad y perspectiva del mundo, y pueden inspirar la creatividad, la innovación y el cambio. En resumen, la dicotomía entre la realidad es como es y la realidad es como pienso que es, plantea un debate entre la objetividad y la subjetividad de nuestra experiencia y comprensión de la realidad. Ambos enfoques tienen su validez y pueden coexistir. Si bien existe una realidad objetiva, nuestras creencias y perspectivas individuales influyen en cómo interpretamos y experimentamos esa realidad. Reconocer esta interacción nos permite ser conscientes de nuestros sesgos y limitaciones, al tiempo que abraza la diversidad de perspectivas que enriquecen nuestra comprensión del mundo.
  4. La conversación que creamos hace la realidad: sugiere que nuestras interacciones verbales y el diálogo que mantenemos con los demás tienen un impacto en la forma en que percibimos y construimos la realidad. Según este enfoque, nuestras palabras y conversaciones no solo reflejan nuestra comprensión de la realidad, sino que también contribuyen activamente a dar forma a cómo experimentamos y comprendemos el mundo. Cuando nos referimos a la conversación que creamos, nos referimos a las interacciones comunicativas que tenemos con otras personas y con nosotros mismos. Estas conversaciones no solo implican el intercambio de palabras, sino también de ideas, creencias, emociones y perspectivas. A través de estas interacciones, construimos significados compartidos y desarrollamos narrativas colectivas que influyen en nuestra percepción y construcción de la realidad. Nuestras palabras y conversaciones pueden influir en nuestra forma de interpretar eventos, situaciones y experiencias. Por ejemplo, si en una conversación predominan el miedo y la negatividad, es probable que nuestra percepción de la realidad se vea influenciada por estas emociones y que veamos el mundo como un lugar peligroso o amenazante. Por otro lado, si en nuestras conversaciones prevalecen la empatía, la compasión y la gratitud, es probable que nuestra percepción se incline hacia una visión más positiva y esperanzadora de la realidad. Además, nuestras conversaciones también pueden generar cambios y transformaciones en la realidad misma. A través del diálogo y la colaboración, podemos generar nuevas ideas, innovaciones y soluciones a los desafíos que enfrentamos. Las conversaciones nos permiten explorar diferentes perspectivas, plantear preguntas poderosas y encontrar formas creativas de abordar problemas complejos. En este sentido, nuestras conversaciones no solo reflejan la realidad existente, sino que también tienen el potencial de crear una realidad nueva o transformada. Es importante tener en cuenta que la idea de que «la conversación que creamos hace la realidad» no implica que nuestras palabras tengan un poder absoluto para crear cualquier realidad que deseemos. Existen limitaciones y factores externos que también influyen en la realidad que experimentamos. Sin embargo, nuestras conversaciones pueden ser una herramienta poderosa para influir en nuestra percepción, nuestras relaciones y nuestro entorno. En resumen, la idea de que «la conversación que creamos hace la realidad» destaca el impacto de nuestras palabras y conversaciones en la forma en que percibimos y construimos la realidad. Nuestras interacciones verbales y el diálogo que mantenemos con otros y con nosotros mismos pueden influir en nuestra interpretación de la realidad y pueden contribuir a generar cambios y transformaciones en el mundo que nos rodea. Al ser conscientes del poder de nuestras palabras y conversaciones, podemos ser agentes activos en la co-creación de una realidad más significativa y positiva.
  5. Solo vemos lo que declaramos: se basa en la premisa de que nuestras declaraciones o afirmaciones tienen un papel fundamental en nuestra percepción y experiencia de la realidad. Según esta perspectiva, nuestras palabras y declaraciones influyen en lo que notamos, enfocamos y reconocemos en nuestro entorno. Cuando afirmamos algo, estamos poniendo atención y enfocándonos en ciertos aspectos de la realidad. Nuestras declaraciones actúan como filtros perceptuales, determinando qué información es relevante para nosotros en un momento dado. Por lo tanto, lo que declaramos se convierte en una especie de lente a través del cual vemos el mundo. Por ejemplo, si afirmamos que hoy será un mal día, es probable que nuestra atención se centre en aspectos negativos o en eventos que confirmen nuestra creencia inicial. Es posible que no notemos o ignoremos aspectos positivos o momentos agradables que podrían haber ocurrido. Por otro lado, si declaramos que hoy será un día maravilloso, es probable que nuestra atención se dirija hacia eventos positivos y que estemos más abiertos a percibir oportunidades y experiencias gratificantes. Esto no significa que nuestras declaraciones tengan el poder de cambiar la realidad objetiva, sino que influyen en nuestra interpretación subjetiva y en cómo filtramos la información que recibimos. Nuestras declaraciones refuerzan nuestras creencias, actitudes y expectativas, y pueden afectar nuestra percepción, emociones y acciones. Es importante tener en cuenta que nuestras declaraciones no ocurren en un vacío, sino que están influenciadas por nuestra historia personal, nuestras experiencias pasadas y nuestras estructuras de pensamiento. Además, nuestras declaraciones también pueden ser influenciadas por el entorno social y cultural en el que nos encontramos. En resumen, la idea de que solo vemos lo que declaramos destaca la influencia de nuestras declaraciones en nuestra percepción y experiencia de la realidad. Nuestras palabras y afirmaciones actúan como filtros perceptuales, determinando en qué nos enfocamos y cómo interpretamos la información que recibimos. Al ser conscientes de nuestras declaraciones y del impacto que tienen en nuestra percepción, podemos ser más deliberados en la forma en que hablamos y elegir declaraciones que nos permitan ver y experimentar una realidad más enriquecedora y positiva.

Finalmente, no existen las conversaciones difíciles por sí mismas, sino conversaciones que nos resultan difíciles a cada uno de nosotros.

 

Leonardo Gutiérrez Giraldo
Speaker, Trainer, Máster Coach, Máster en PNL – IANLP
Consultor Internacional certificado por la Universidad
del Rosario y BVQI
Dinámica Consultoría Empresarial
leonardo@dinamicace.com 
@leogcoach

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