Todos los días, estamos negociando algo. Bien sea en la actividad profesional o en nuestra vida personal. Cuando decidimos quién hace el desayuno o qué canal de televisión ver, estamos negociando. También lo hacemos cuando hablamos con un proveedor sobre sus precios, atendemos una cita con clientes potenciales y vamos a un mercado internacional para buscar aliados.
Así pues, desarrollar la habilidad de negociar se convierte en un factor fundamental de la vida de las personas. En los negocios, en particular, el éxito depende precisamente de esa habilidad. En un entorno de globalización como el que vive el mundo hoy, quien no negocia bien, no logra sobrevivir. Las empresas no pueden ser competitivas, si no logran ser eficientes y, no son eficientes, si no logran buenos términos con sus proveedores, clientes, etc. De ahí que su competitividad futura dependa de su capacidad para lograr términos que las favorezcan.
Nuestro modelo de negociación parte de la premisa ganar – ganar, no obstante, los participantes de nuestros procesos aprenden herramientas de comunicación persuasiva, técnicas de negociación y habilidades actitudinales que les da mayor poder al momento de lograr los objetivos.