Por:Leonardo Gutiérrez Giraldo– Coach y consultor internacional
¿Ha sentido en algún momento de su vida que perdió el control de sus emociones?, gústenos o no, somos seres emocionales y aunque en ocasiones quisiéramos negarlo, somos por mucho más emocionales que racionales. Las emociones no son optativas, vienen y van, incluso nos parece que a su antojo y aparentemente en nuestro propio detrimento; por esta razón hablamos de emociones buenas y malas, empeñándonos en clasificarlas para poder evitar las segundas, buscando de manera desesperada a las primeras. En realidad, las emociones no son buenas o malas, simplemente se presentan como funcionales o no, dependiendo de la situación en que se manifiestan y el resultado que obtenemos al final. Lo que sí debemos tener presente es que estas son reacciones instintivas, impulsos para actuar ante situaciones y circunstancias diversas, cuya duración es efímera. Las emociones nos brindan la dirección que requerimos para actuar en cada situación, al facilitar la toma de conciencia de lo que nuestro organismo está experimentando, al ser éstas una expresión fiel de lo que está sucediendo en nuestro propio mundo interior.
La dificultad que enfrentamos con las emociones es que normalmente no las comprendemos por no conocerlas y adicionalmente, por no entender como se manifiestan para identificarlas. El fantástico divulgador científico Eduard Punset, en unión con el estudio de diseño PalauGea y el profesor Rafael Bisquerra, de la Universitat de Barcelona, se dio a la tarea de identificar, comprender, definir y clasificar las emociones, tarea de la que nace el Universo de Emociones(universodeemociones.com), una formidable catalogación de 307 emociones que todos nosotros hemos vivido, aún sin saberlo y de las cuáles podríamos hablar a extensión una a una. Todas ellas se albergan en una zona de nuestro cerebro que actúa de manera instintiva y que, al mismo tiempo, nos hace seres únicos; el sistema límbico, no sólo controla nuestras emociones, puede llegar a controlarnos a nosotros a través de ellas.
Una de esas 307 emociones, ¿Ya hizo cuentas de cuántas puede nombrar?, muy conocida en estas épocas es el estrés, una cantidad adecuada de estrés se hace necesaria para realizar tareas cotidianas, que sin este incentivo no lograríamos llevar a cabo; sin esta tensión positiva, un deportista de alto rendimiento no lograría obtener las fuerzas para superar su propia marca, un vendedor no sería capaz de llevar a cabo una negociación compleja y exigente, un médico en la sala de urgencias de un hospital no tomaría decisiones rápidas para salvar la vida de sus pacientes o usted no encontraría motivos para seguir adelante frente a los retos cotidianos. Con frecuencia escucho decir que el tiempo se nos pasa muy rápido, seguramente usted estará pensando que es cierto, porque ya estamos en mayo y no sabe en que momento sucedió; vivimos en un ritmo cada vez más exigente y para dar la talla, nuestra mente nos dispone de la manera que considera más adecuada, una de ellas, el estrés, ese que nos pone alertas y en capacidad de combate; es por esa misma razón que hablamos de personas combativas cuando nos referimos a aquellas que pueden hacer frente a una situación conflictiva y salir adelante a pesar de los obstáculos. En condiciones de estrés, el sistema límbico promueve la secreción de hormonas y neurotransmisores específicos para que el cuerpo se prepare para hacer frente a la situación estresante. Si bien es cierto es necesaria una dosis controlada de estrés, en contraposición, cuando la condición se hace cada vez más intensa y permanente en el tiempo, aparecen los síntomas tanto físicos como fisiológicos, que terminan mutando la emoción en una más intensa como la ansiedad, la frustración o incluso, la ira. El resultado final, detrimento de la calidad de vida tanto en lo emocional, como en lo físico.
Aquí van algunas recomendaciones para mantener los niveles de estrés en la zona de incentivo:
- Aprender a respirar: es posible usar técnicas simples que facilitan el tomar conscienciade nuestra respiración y adicionalmente, se pueden practicar en cualquier sitio, incluido el lugar de trabajo. El método de respiración coherente, desarrollado por Stephen Elliot, propone inhalar y exhalar controlando cada acción y a un ritmo de cinco respiraciones por minuto, garantizando que nuestra parte abdominal se insufla con cada inhalación hasta expandir las propias costillas. La respiración consciente durante 10 minutos, ayuda a disminuir la presión sanguínea, aumenta el suministro de oxigeno al cerebro y en general, incrementa la sensación de calma. En las tiendas de aplicaciones para celulares, también encontrará diferentes opciones.
- Cultive los lazos sociales: hablar con un amigo, que en ocasiones simplemente escucha, facilita hacer catarsis, poner las ideas en contexto y encontrar soluciones desde nuevas perspectivas que antes se encontraban veladas. Los amigos siguen siendo la mejor de las redes sociales.
- Muévase: haga ejercicio, los estudios proponen 10 minutos al día; como mínimo encuentre un espacio para caminar y permitirse de manera consciente apreciar el entorno en el que se mueve y premiarse con pequeños detalles que antes pasaban desapercibidos y, por último,
- Sea consciente: usted tiene el control sobre sus decisiones y actuaciones, enfoque su energía en visualizar opciones positivas que siempre están presentes, pero pasan desapercibidas. Entienda qué le está generando el estrés y encuentre un nuevo enfoque para ver la situación de una manera más cercana y posible de solucionar.
No espere a que el estrés se salga de control, practique estas recomendaciones antes que aparezca desbordado y así podrá mantener el dominio, sintiéndose mejor con sus decisiones.
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Leonardo Gutiérrez Giraldo
Speaker, Trainer, Máster Coach, Máster en PNL – IANLP
Consultor Internacional certificado por la Universidad
del Rosario y BVQI
Dinámica Consultoría Empresarial
leonardo@dinamicace.com
@leogcoach